Sí! disfruté Barcelona sin los niños!

julio 02, 2015

Sí! disfruté Barcelona sin los niños!

Por: Nathalia Bentz

Era lunes, anoté en mi agenda algunos compromisos adquiridos en el fin de semana, mientras resaltaba de amarillo los ¨highlights¨ que me apartarían de la rutina de ir y venir a las actividades diarias de los chicos y mis proyectos, éstas eran: dos cumpleaños y la respectiva compra de sus regalos, retirar un paquete de los niños en el courrier, llevar los niños al dentista, averiguar sobre un campamento para los niños, y... los niños, los niños, los niños....los protagonistas, para variar, de mi agenda ¨personal¨.

Una llamada casi ofensiva estremeció mi día: -Ven para acá!-. En un principio me hirió, luego dudé y más tarde hacía una reserva para tomar un avión el martes al medio día con destino a mi Barcelona soñada!. Hice una llamada de emergencia a la abuela que se encontraba en la buena vida al norte y todo lo demás encajó por sí solo, Barcelona estaba para mí.

Le dí ilusionada a COMPRAR y una lágrima me traicionaba bajando por la mejilla. ¡Mis hijos!, ¡¿que harían sin mí?!, ¡6 días fuera!, ¡el bebé nunca se ha separado!, ¡el acto de bandera del niño en el colegio, nunca he faltado!, ¡las clases en la tarde!, ¡la oración de las noches!, ¡la rutina de las mañanas! ¡La promesa del parque!¿¡y sí pasa algo!?...sobrevirían sin mí?.

Sabía que necesitaba un ¨break¨, me lo merecía, pero el meaculpa estaba ahí jugando con mi apego. Me fortalecí y respiré, sería un viaje diferente, de liberación, decidí incluso dejar mi cámara que ha viajado conmigo por 10 años como un símbolo de desprendimiento y cambio.

Ya en el avión (sólo 24 horas después) casi tuve un ataque de ansiedad, algo faltaba, estaba segura; pensé en los pampers, los biberones, la comida para llevar, el coche, el bañito, el entretenimiento a bordo, los whipes...y a medida que descartaba entendía el logro de aquel viaje egoista en el que sólo debía pensar en algo que ciertamente había olvidado: yo misma.

De Barcelona estaba encantada antes de pisarla, llegué a un lugar del que sentía que era parte, en algún pasado o en algún futuro, así que fue un reencuentro terrenal.

El tiempo parecía interminable mientras me perdía en callesitas, fachadas, barrios, museos y tapas. Gaudí me sedujo a su surrealismo fuera de época y con él comprendí otras dimensiones de disfrute.

Barcelona es una de las ciudades más fáciles y encantadoras de recorrer que he visitado, pequeña pero rica, llena de esquinas que descubrir e historias que ser parte. En el Born me acabé de ¨aficiar¨, la mezcla más perfecta y hippie de mi predilección. Para colmo coronamos la estadía asistiendo a una final de la copa del Rey, viviendo un día de fanatismo y frenesí del fútbol, con Piqué, Neymar, Suárez y Messi haciéndonos un show no apto para cardíacos en el Camp Nou.

Varios FaceTime, llamadas y skype equilibraron los días, veía familias con niños y pensaba en los míos...pero les miento si les digo que No lo disfruté, porque Sí lo hice, fue tiempo para mí y tiempo para mi pareja, tiempo para darme cuenta que lo hago muy bien y que todo tiene su momento.

Llegué a casa y los besé, espero pronto tener la oportunidad de viajar con ellos, pero también de volver a viajar sola.

Con Barcelona, el idilio sólo acaba de iniciar y quedaron a propósito muchos pendientes:)

Mis compañeros de viaje hicieron la diferencia, Caro, Juan y Marcos...gracias por hacer mis días aún más especiales.

Aquí mis fotos del iphone, y lo confieso: el ataque de ansiedad en el avión tuvo que haber sido por la cámara :-)