El niño y los piojos
Por: Marcos
Díaz Guillén
Pediatra Neonatólogo
Creo oportuno
aunque parezca frívolo hablar de los piojos, porque hay que reconocer que cuando el piojo se
aloja en la cabeza de un niño, una tragedia parece haber llegado a la familia y
al piojoso lo segregan como a un espécimen raro.
¿Qué son los
piojos? son unos insectos que viven exclusivamente en el ser humano, se nutren de
pequeñísimas cantidades de sangre que obtienen al picar el cuero cabelludo y al
inocular su saliva, producen una picazón que obliga al rascado. Existen tres
tipos de piojos, el pedículus capitis que es al que nos referimos, el pedículus
corporis o piojo del cuerpo y el pedículus pubis conocido como ladilla, a estas
parasitosis se las conoce como pediculosis.
El niño que
asiste a la escuela, puede contagiarse no importa su nivel social, no es una
infección de la clase baja o propia de una mala higiene, el niño más higiénico
puede ser un piojoso. El niño se infecta más fácilmente, porque se agrupa más que el adulto y porque
comparte con sus compañeros objetos, gorras, cepillos, peines etc...
Si usted sospecha
que su niño tiene piojos la mejor manera de saberlo es, peinar su cabeza sobre
un papel blanco, los huevos o liendres caerán sobre el papel como pequeños
puntos blancos y si hay huevos seguro que hay piojos.
Una vez
identificado el piojo en su hijo, debe comunicarlo a la escuela y los padres
deberán hacerlo sin que les dé vergüenza, porque así, se podrán tomar las
medidas para que otros niños no se infecten.
¿ Qué hacer?
desinfectar la ropa y las sábanas, lavar peines y cepillos con agua caliente,
también los juguetes, principalmente los de trapo, aspirar y limpiar alfombras,
asientos de cuero etc... En el mercado hay productos muy eficaces de dosis
única que pediatras y dermatólogos pueden recomendar para sanar al niño y así
evitar el contagio y la propagación.
Seis a doce
millones de personas adquieren piojos cada año, principalmente niños. No hay
que rasparles la cabeza, porque con ello solo se consigue delatarlos para que
respondan como lo hizo un jovencito: “ No me ves? aquí estoy solo y triste con
piojo y con la cabeza raspada “.
Sigue al Dr. Marcos Díaz Guillén
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